Estás aquí en Canadá, te ha costado esfuerzo, pero eres valiente, lo lograste. Posiblemente te hayan dicho que era imposible, que porque no esperabas a que todo estuviera mejor, pero algo dentro tuyo sabía que tenías que seguir, que tenías que insistir y aquí estás.
Recuerda ese día o esa noche que pasaste las puertas de YVR, las mariposas en el estómago y la primera carga de la compass, el sueño se había hecho realidad en forma de una tarjeta azul. Los recuerdos son flashazos y se van borrando, pero la sensación se queda para siempre.
Han pasado los días, las semanas, los meses y, probablemente los años, no ha sido fácil, los sueños toman formas misteriosas, y has tenido que hacer cosas que no pensabas hacer tanto tiempo, pero aquí estás, aferrado a lo que te tranquiliza, recordando lo que te hace falta y con el convencimiento que una parte importante de tu vida está aquí y estará aquí.
El bicho de la pegar la vuelta ronda en ocasiones, que necesidad, te dicen y lo piensas, pero te aferras. Te aferras a Vancouver, te aferras a British Columbia, a lo que poquito a poco has construido aquí. No estás solo, sos valiente y valioso y no estás solo. Aquí en estas líneas tienes un refugio, las cosas que te interesan saber de este espacio en la tierra que ocupas, y la compañía de un montón de gente que comparte contigo con vos esto que estás viviendo. Sos valiente!